Durante el embarazo pueden aparecer ansiedades, las cuales producen una sintomatología física y fantasías propias. El periodo de los tres primeros meses de gestación se caracteriza por la presencia del estrés e inseguridad emocional.
En un primer momento, no estás segura de estar gestando en tu vientre a un futuro bebé, probablemente porque aún no sientes nada (la barriga no crece). Así mismo, esta inseguridad se incrementa con la idea de querer lo mejor para él, preocupándote de su bienestar. No obstante, si el embarazo ha sido deseado y buscado con anhelo, experimentarás una gran alegría y euforia que podrá mezclase con las inseguridades, especialmente si eres primeriza o tu embarazo es de riesgo por la edad.
El feto en los tres primeros meses
- El primer mes será del tamaño de la semilla de una amapola
- El segundo mes será del tamaño de un hueso de aceituna
- El tercer mes será del tamaño de una aceituna. Estará prácticamente formado del todo, con sus ojos, nariz, piernas, brazos e incluso corazón y otros órganos vitales se habrán comenzado a crear ya… pero será aún muy pequeño.
Si es tu primer embarazo, probablemente no se te note la tripa hasta el 4º mes, cuando ya tendrá el tamaño de un melocotón. Si notas desde el principio un poco de tripa será más por la hinchazón y gases que por el espacio que ocupe el pequeño.
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Di adiós al estrés
Poco a poco, empiezas a tomar conciencia de los cambios que se producen en tu cuerpo y, es en estos momentos, cuando el malestar físico y el desajuste emocional, te recuerdan que realmente ya eres una mujer embarazada. Por otra parte, los vómitos, náuseas y mareos te pueden causar estrés, pero recuerda que los tres primeros meses son cruciales para evitar abortos naturales, y lo más importante es que te tranquilices.
Si es necesario, cambia tu ritmo de vida. Replantéate tus objetivos y prioriza tu salud y la de tu pequeño por encima de todo.
¿Tienes muchas ganas de dormir?
Durante los tres primeros meses suele aparecer un síntoma que se conoce con el nombre de hipersomnio o, lo que es lo mismo, deseas dormir más de lo habitual. Ahora no son suficientes las horas de sueño que destinabas con anterioridad.
La necesidad de dormir se corresponde técnicamente a una «regresión» (identificación con el feto) y, es motivada por las modificaciones hormonales y la sensación de incógnita. Es decir, como tu inconsciente no puede definir la causa de estos cambios, la solución es el intento de apartar los estímulos mediante la vía de reposo.
Un apunte curioso: son frecuentes los sueños relacionados con el vaciamiento y el hurto, correspondientes al temor ante un posible aborto. Es muy posible que disminuya la apetencia sexual, bien por malestar corporal o bien por prejuicios (temor a hacer daño al futuro bebé, estética, religión…). Sin embargo, resulta realmente importante el contacto con la pareja, así que no digas no a mimos y caricias.
No obstante, según avanza la gestación, los mecanismos de repulsa y las ansiedades se ven atenuados por el deseo de ser madre. Por último, para quienes no sintáis ninguno de estos síntomas no tenemos más que daros la enhorabuena. Es posible que a vosotras no os afecten tanto los cambios hormonales por estar acostumbrados a ellos.
