Te enumeramos seis diferentes maneras de vincularte con tu bebé, que te harán sentirte mejor y mas cerca de el o ella:
1. Escríbele. Dedica cinco a diez minutos para contarle por escrito el día a día de tu embarazo, incluyendo tus sentimientos aunque en momentos sientas alguna preocupación o temor. Esto, al ser para ti un desahogo de tensiones, ayudará indirectamente al bebé a tranquilizarse si es que ha percibido variaciones en tu estado de ánimo o un exceso de estrés.
2. Háblale. Alrededor del quinto mes de gestación las conexiones del sistema auditivo tienen la madurez suficiente como para que el cerebro de un bebé procese sonidos del exterior. ¡Puedes estar segura de que al nacer reconocerá tu voz de inmediato y le gustará mucho!
3. Tócalo. Pon las manos sobre tu vientre y trata de adivinar qué parte de su cuerpecito está exactamente a la altura de tus manos: ¿serán sus pies, su cabeza, sus brazos o tal vez sus pequeñas manos? Imaginarlo te pone automáticamente en sincronía física y mental con tu criatura.
4. Cántale. Si disfrutas la música, elige una pieza que te tranquilice y te hago sentir contenta, y cántasela a tu nene. Tu espíritu se elevará al entonarla e inducirás en tu organismo la secreción de hormonas que reflejarán tu felicidad al atravesar la placenta y al penetrar el torrente sanguíneo de tu hijo.
5. Comparte tu música. Según Don Campbell, autor de El efecto Mozart, el impacto más poderoso de la música en el bebé que aún no nace, más que darse en el aparato auditivo del pequeño, se da a través de la sangre de la madre, de modo que no necesariamente debes exponerlo a música clásica o de algún género en específico, sino a aquellas obras que tú disfrutes y te inspiren estados relajados o de alegría. Tal vez la única condición es que tu selección no incluya rock, pues se ha comprobado que el ritmo arduo y palpitante de este tipo de música provoca pataleos fetales desenfrenados que los expertos interpretan como señales de desagrado y de inquietud.
6. Léele. La literatura también provoca en quien lee estados fisiológicos que, en este caso de la mujer embarazada, su futuro hijo es capaz de captar positivamente. Procura leerle en vozalta cuentos breves, haciendo las inflexiones de voz respectivas, mientras acaricias tu abdomen.
ESCúCHALO
El pataleo es la forma de comunicación más clara por parte del pequeño que está en el vientre materno y, según Thomas Verny, autor de La vida secreta del niño antes de nacer, son muchos los motivos que pueden ‘ provocarlo, desde un ruido estruendoso hasta emociones maternos negativas, tales como la cólera, ansiedad, estrés, tristeza y miedo. «Las hormonas provocadoras de ansiedad de la madre inundan su sistema tornándole inquieto y asustadizo», explica Verny, de manera que «prácticamente cualquier cosa que la altera a ella, lo altera o él, y casi con la misma rapidez».
Así que ya lo sabes: si notas que tu bebé patalea con anormal efusividad, mira a tu alrededor y pregúntate si hay algo que pudiera estarle molestando o asustando. Y si te sientes mal anímicamente, considera alguna forma constructiva de controlar y liberar el estrés emocional: haz una siesta, camina por algún paisaje natural, escucha música relajante, lee, platica con alguna amiga, etcétera.