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MEDICINAS PARA EL ASMA

Las medicinas para el asma están divididas en dos clases generales:

MEDICAMENTOS PREVENTIVO O CONTROLADORES

Esta terapia suprime la inflamación y debe ser usada durante largos períodos de tiempo, pues aunque el niño pueda parecer libre de síntomas, la inflamación permanece y se precisa mantenerla para evitar la recaída. Hay varios tipos de medicación antiinflamatoria: los más frecuentes son los corticoides inhalados (budesonida, fluticasona, beclometasona), los beta 2 agonistas de acción prolongada (salmeterol), los antileucotrienos (montelukast oral) y las cromonas inhaladas. Los medicamentos controladores se deben utilizar de manera diaria con el fin de prevenir síntomas.

MEDICAMENTOS DE RESCATE O DE ALIVIO

Se utilizan para lograr una mejoría rápida de los síntomas (sibilancias y tos) que aparecen en los ataques de asma. Los más importantes son los broncodilatadores beta 2 de acción corta (salbutamol, albuterol) y la mejor forma de tomarlo es inhalándolos. Estos productos abren las vías respiratorias en pocos minutos, pero la inflamación continua y por tanto resulta necesario continuar con la medicación de control a largo plazo.

Otras fármacos como los anticolinérgicos bromuro de ipatropio) o las teofilinas se utilizan en forma ocasional y en general en formas moderadas y graves del asma. Los medicamentos inhalatorios son los de elección ya que se distribuyen directamente en las vías aéreas, que es donde son necesarios, siendo una terapia efectiva y potente con menos efectos secundarios. 

Los dispositivos disponibles para la administración de medicamentos inhalatorios son los inhaladores presurizados de dosis fija, de polvo seco y los nebulizadores. Las cámaras de inhalación reducen la absorción sistémica y los efectos secundarios de los corticoides inhalados. Los niños de menores de 6 años deben usar la inhalocámara con una mascarilla facial.

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