Sus oídos tienen cera como las aspiradoras filtro. Si tratas de eliminarla, estarás abriendo paso a peligrosos agentes externos. La higiene diaria de tu bebé es una tarea fundamental para su salud, pero existen zonas en las que es peor el exceso que el defecto. Los oídos son una de esas partes sensibles que es mejor saber cómo limpiar antes de tocar.
Desagradable pero útil: Muchas madres se empeñan en querer deshacerse de la cera que se forma en los oídos de sus bebés sin darse cuenta de que esa mucosidad espesa, por fea que resulte, cumple una doble misión:
- Ayuda a combatir las infecciones que podrían dañar la parte interna de sus oídos.
- Actúa como escudo, atrapando el polvo de manera que no pueda avanzar hacia el interior del oído.
Limpia lo justo: Dicho esto, queda claro que limpiando más de lo necesario corremos el riesgo de desarrollar alguna infección al abrir el paso a los gérmenes y otras partículas nocivas.
Mucho tacto y suavidad: Sin importar la cantidad de cera que produzcan sus oídos, la limpieza debe limitarse a su parte externa para no causar daños. Basta la punta de una toalla humedecida con agua enjabonada o aceite que recorra todo el pabellón auricular, sin frotar y sin olvidar los pliegues detrás de las orejas.
¡Prohibidos los bastones!:Desde luego, el uso de los clásicos bastoncillos de algodón está completamente desaconsejado, toda vez que pueden arrastrar la cera hacia el interior formando un tapón.
Consejos básicos:
- Lávate las manos antes de realizar la higiene.
- Haz siempre una limpieza únicamente superficial.
- Nunca introduzcas un bastoncillo de algodón en el interior de su pequeño oído.
- Tampoco trates de introducir algún otro elemento si durante el baño le cae alguna gota de agua dentro de la oreja.
- Acude al pediatra si notas que siente molestias o picor.