Las vegetaciones o adenoides son una acumulación de ganglios (tienen una función defensiva) que se encuentra en la parte superior de la faringe, por detrás de las fosas nasales. Si un niño sufre resfríos y catarros con mucha frecuencia, las adenoides aumentan de tamaño y obstruyen la salida de las secreciones acumuladas, impidiendo, a veces, que el niño respire bien por la nariz.
En cambio, la sinusitis se produce ya sea por la entrada de gérmenes en los senos (unas celdillas que se encuentran en los huesos de la cara y se comunican con la nariz) o bien por la irritación causada por alérgenos o por contaminantes. Todos estos factores dañan la mucosa de los senos y favorecen la inflamación. Cuando los senos están sanos, sólo tienen adentro aire y secreciones no infectadas, que eliminan con facilidad. Si hay sinusitis, los resfríos y catarros no remiten en una semana, como es habitual, sino que se prolongan durante mucho tiempo.
Será el pediatra quien, por medio de imágenes, determinará si un niño sufre de sinusitis o hipertrofia de las vegetaciones y, sobre todo, si sus catarros son víricos o alérgicos, porque si fueran alérgicos, habría que tomar medidas para tratar de evitarlos.
Prevención
- Hay que protegerlo a los niños de los cambios bruscos de temperatura, no abrigarlo en exceso y tratar de que no permanezca mucho tiempo en lugares cerrados y llenos de gente, en especial, si hay humo de cigarrillo. Cuando se resfríe o se acatarre, no debe ir al jardín de infantes para que se recupere y para evitar que contagie a sus compañeros.
- Hay que tratar de que no acumule mocos en la nariz. Se le deben lavar las fosas nasales con suero fisiológico dos veces al día y darle de tomar agua, que lo ayudará a expulsarlos. Si en casa el ambiente es muy seco, habrá que instalar un humidificador de a ratos para evitar que se le resequen las mucosas.