El bebé se mueve desde el segundo mes, pero es tan chiquito que la madre no puede apreciarlo. Siempre hablamos sobre las pataditas de los bebés, pero a veces se nota un movimiento rítmico, como pequeños golpes, que sorprende a la futura madre: ¡el bebé tiene ¡ Es completamente normal, especialmente hacia el final del embarazo.
En algunas ocasiones, también el latido del corazón materno, transmitido a través de la aorta que está comprimida por el útero, puede notarse con intensidad rítmica. Con una sencilla trompetita (como la que los obstetras han usado siempre), o con un oído atento colocado sobre la tripa, se puede llegar a detectar el latido del bebé, que es mucho más rápido que el materno: entre 120 y 160 pulsaciones por minuto.
La sensación de llevar en su interior a alguien que se mueve ayuda a la mujer a tomar conciencia de que la criatura es un ser independiente, separado de su individualidad, aunque se encuentre adentro, y a conectarse con ese bebé, que sin duda alguna tiene vida propia, oye y siete por sí mismo desde los primeros meses de la gestación.