Obesidad infantil: ¿cómo prevenirla?

La obesidad infantil y el sobrepeso se han convertido en un grave problema en todo el mundo. Afecta a más de 32 millones lactantes y niños pequeños de 0 a 5 años según la Organización Mundial de la Salud.

Esa cifra podría ir en aumento y durante los últimos 30 años la cantidad de niños obesos se ha duplicado.
La obesidad es un problema de salud que afecta a todas las personas y se define por tener un alto porcentaje de grasa corporal. Un índice de masa corporal (IMC) de 30 o más es un indicador de obesidad.

A pesar del aumento de los porcentajes, hay muchas formas de prevenir la obesidad tanto en niños como en adultos. La prevención comienza a una edad temprana. Es importante ayudar a los niños a mantener un peso saludable sin centrarse en la báscula.

Prevención de la obesidad infantil y consejos de los pediatras

Según los expertos en nutrición infantil hay que trabajar en dos temas: educar a los padres y la prevención. Se trata de generar buenos hábitos desde los primeros meses de vida.

De esa manera evitamos el sobrepeso y los problemas de salud que puedan afectar al niño; no sólo en la infancia, sino también en su vida adulta.

Los pediatras aconsejan como algo fundamental, que desde el primer contacto con el bebé el objetivo sea potenciar la prevención de la obesidad y sobrepeso infantil.

Eso se logra mediante la educación a los padres. Por eso, desde la primera visita al pediatra del bebé, se entrega a los padres información sobre el riesgo y la prevención de la obesidad infantil.

Causas y consecuencias de la obesidad infantil

Los efectos de la obesidad se acumulan con el tiempo. Un niño obeso tiene más probabilidades de desarrollar diabetes, enfermedades cardíacas y otras complicaciones de salud más temprano en la vida, que alguien que desarrolla obesidad en la edad adulta.

La obesidad en la infancia y la adolescencia puede tener consecuencias negativas para la salud de los niños tanto a corto como a largo plazo.

Según la OMS, las consecuencias más importantes que podrían manifestarse en la edad adulta son enfermedades cardiovasculares (principalmente las cardiopatías y los accidentes vasculares cerebrales), la diabetes, los trastornos del aparato locomotor, en particular la artrosis y ciertos tipos de cáncer (de endometrio, mama y colon).

¿Cómo prevenir la obesidad infantil?

Este trastorno alimenticio está relacionado con los hábitos de vida. Lo primero que hay que hacer es enseñarle hábitos de vida saludables.

Buenos hábitos alimenticios

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Las comidas saludables, balanceadas y bajas en grasas ofrecen los nutrientes que los niños necesitan. Además, les ayuda a desarrollar buenos hábitos alimenticios.

Tienes que explicarle sobre la importancia de comer alimentos balanceados, con una variedad de elementos ricos en nutrientes como cereales integrales, frutas y verduras, lácteos, legumbres y carnes magras.

Tamaño de las porciones

Comer en exceso puede contribuir a la obesidad, así que asegúrate de que coman las porciones adecuadas. Por ejemplo: una porción sería: una rebanada de pan, media taza de arroz o pasta cocidos y dos onzas de queso.

Un desayuno equilibrado

El desayuno equilibrado es fundamental para evitar la obesidad infantil. Muchos niños que no desayunan habitualmente, no ingieren los nutrientes adecuados que el organismo necesita para comenzar el día con energía.
Un desayuno equilibrado consta de: leche, fruta o zumo e hidratos de carbono.

Limita el consumo frente a las pantallas

Se aconseja limitar el tiempo de los niños están sentados; ya sea mirando televisión, jugando videojuegos y navegando por Internet, que pertenecen a actividades sedentarias a no más de dos horas diarias.

Mantenerlos activos

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Los pediatras aconsejan que todos los niños realicen al menos una hora de actividad física todos los días. Puede ser una actividad aeróbica como correr, fortalecer los músculos como la gimnasia y fortalecer los huesos como saltar la cuerda, andar en bicicleta, jugar pelota, etc.

Limitar las grasas y el azúcar

Los padres deben limitar el consumo de azúcar, bollería y bebidas azucaradas o refrescos. El consumo habitual de zumos con azúcar agregada está desaconsejado por pediatras y dentistas. Los niños pueden comer golosinas de manera ocasional pero que no se convierta en un hábito.

Dar el ejemplo

Es necesario cambiar nuestros propios hábitos alimentándonos correctamente y haciendo ejercicio. De esa manera estamos dando un buen ejemplo en el cual el niño pueda verse reflejado.
Agregando frutas y verduras en nuestra alimentación, tomando agua fresca de 8 a 10 vasos diarios, y practicando ejercicio todos los días.

Importante

Mantener hábitos de alimentación saludables, hacer ejercicio con regularidad y reducir la cantidad de tiempo dedicado a actividades sedentarias, son las mejores formas de prevenir la obesidad.

Tanto para adultos como para niños.
Es muy bueno compartir todos esos buenos hábitos en familia para lograr una buena salud, y una mejor calidad de vida.

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