– La preparación de los biberones requiere de un lavado de manos minucioso y exhaustivo.
– Los biberones y las tetinas deben lavarse a conciencia y, por lo menos hasta los seis meses de vida, tienen que esterilizarse.
– En un primer paso, se enrasará el biberón con agua hervida o mineral apta para un uso en la alimentación infantil (esto es, su concentración de flúor tendrá que ser inferior a 1mg/l, además de contener poca cantidad de sodio). La dosis a preparar será la recomendada por el pediatra.
– La proporción de agua y de leche tiene que ser siempre la misma, independientemente de la marca que utilicemos. Es decir, a cada 30 ml de agua le corresponde un cacito de polvo raso y sin comprimir (cada cacito contiene 5 gramos de leche). Seguidamente, se agitará con energía hasta su total disolución.
– Se dejará enfriar hasta los 37ºC, cerciorándonos de que se ha alcanzado esta temperatura antes de dar el biberón al bebé. Para ello, podemos verter unas gotas sobre el dorso de la mano, antes de proceder a dar el biberón, comprobando que la temperatura de la leche es similar a la temperatura corporal.
Nota: mucha precaución hay que tener si se ha calentado el biberón en el microondas.