Muchas veces decimos o pensamos. Antes era un niño muy dócil. ¿Por qué se ha vuelto tan desobediente? No quiere ir sentado en la sillita, se resiste a salir de la bañera, o no quiere bañarse, no se deja vestir, ni cambiar al pañal……
Tu hijo no es un rebelde ni pretende molestarte. Simplemente, está manifestando sus ansías de independencia, algo que caracteriza a los niños en el segundo año de vida. Ahora empiezan a tener ideas propias y a desear hacer cosas solos, prescindiendo de los adultos. Aún no saben decir “no”, ni expresar con palabras lo que quieren, pero sí pueden demostrar disconformidad llorando, gritando pataleando…….
En lugar de oponerte constantemente a su deseo de autonomía debes tener paciencia y dejarle un poco más de margen de actuación. Tu hijo tiene que ensayar, acertar y equivocarse, e ir probando hasta dónde puede llegar por sí mismo, sin la ayuda de sus padres.
Este proceso es clave para su vida, y significa que está empezando a madurar. Es cierto que hay veces en que resulta imprescindible imponer nuestra voluntad, pero también en muchas ocasiones es posible ceder: alargar un poco el baño, dejarlo que vaya caminando empujando la sillita, dejarlo que te ayude a plantar algunas plantitas del jardín…..