Es frecuente que los recién nacidos eliminen un poco de leche después de cada toma. Las regurgitaciones en los bebés son muy normales sobre todo por dos causas: primero, por la inmadurez que aún presenta la unión de su esófago con su estómago; y segundo, porque se los suele acostar en la cuna inmediatamente después de la toma y de eliminar los gases. Cuando el pequeño está en posición completamente horizontal, el contenido del estómago puede «subir» y llegar a la boca. No se está ejerciendo la fuerza de gravedad, así que el bebé es como una botella abierta: al acostarla, el contenido se vierte.
Cómo se puede aliviar: Cuando la cantidad de leche que arroja no es muy grande y no aparecen síntomas asociados (tos nocturna, mocos persistentes o dificultad para dormir), basta con tomar pequeñas medidas como evitar que el pequeño permanezca totalmente horizontal. Se consigue cuando, al acostarlo, se eleva su cabeza respecto a los pies (20° o 30° más o menos). En caso de que la regurgitación se presente junto con los síntomas que se mencionamos anteriormente, es probable que el pequeño esté desarollando lo que los especialistas llaman enfermedad por reflujo gastroesofágico. En estos casos sí es necesario acudir al pediatra para tratar el problema.