Preguntas de madres primerizas, 1ª parte

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A continuación daremos respuesta a algunas de las preguntas que se hacen los padres primerizos.

¿Cuándo debemos bañar al bebé?

Algunos pediatras recomiendan lavarle en seco con leche limpiadora hasta que se caiga el cordón umbilical, aunque otros no desaconsejan un baño corto con especial cuidado en secar bien la zona del cordón. Tras la pérdida, la hora del baño se convierte en un ritual muy apropiado para relajar al bebé antes de cenar y que duerma plácidamente, o bien para desperezar por las mañanas a los más dormilones.

 

¿A qué temperatura debe estar el agua de la bañera?

La temperatura debe ser agradable dentro y fuera, entre 34 y 37 ºC para el agua y de 22 a 25 ºC para el cuarto. En cuanto a la bañera, tiene que ser adecuada para la edad del niño y con agua suficiente para cubrir su cintura y evitar así el enfriamiento.

 

¿Cómo sujeto al bebé en la bañera?

Coloca una mano debajo de sus nalgas y deja que su espalda descanse en tu antebrazo. También puedes utilizar una bañera ergonómica, una red o una tumbona de baño que te permitirán tener las dos manos libres.

¿Hay que utilizar jabón siempre?

No hace falta a cada baño. Nunca lo eches directamente sobre su piel sino en el agua. Lávale la carita, después el cuerpo y las extremidades.

¿Cómo le lavo el pelo?

Echa su cabecita hacia atrás y pásale encima la esponja con agua y algo de champú. Frota suavemente y aclara.

¿Hay que lavarle el pelo cada día?

Sí que es recomendable lavarle el pelo, pero cada dos o tres días, porque los bebés sudan mucho por la cabeza y se le puede formar costra láctea.

¿Cómo le limpio las orejas?

Usa torundas de algodón para limpiar la parte externa pero nunca las introduzcas en el oído.

 

¿Cómo le limpio la nariz?

Se suelen aspirar las secreciones cuando el bebé tiene la nariz obstruida. Se utiliza en estos casos un dispositivo, consistente en un juego de tubitos, uno de cuyos extremos se introduce ligeramente en su nariz, mientras que el extremo contrario permite al adulto realizar la aspiración. En medio, existe un recipiente donde se acumulan las secreciones extraídas. También existen los aspiradores eléctricos, mucho más cómodos. Si utilizas un aspirador eléctrico, cuida que la presión que se ejerce sea suave. Con uno u otro aparato, esta maniobra se debe hacer con suavidad, para no dañar la mucosa respiratoria, y de forma intermitente, para que no haga efecto ventosa y se pegue a la mucosa irritándola e incluso produciendo sangre.

 

 

 

Imagen: blog de alimentacion infantil

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