Preguntas sobre el embarazo y el parto (XIV)

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Décimo cuarta y últimas parte de nuestro recopilado sobre las preguntas y dudas más frecuentes en el embarazo y el parto.

46. ¿Puedo pedirla por miedo al dolor?

La mayoría de los especialistas coinciden en que no se de be practicar cesárea si no hay razones médicas que la aconsejen. Se trata de un procedimiento quirúrgico, y sólo está indicada cuando el parto natural no es posible (porque existe algún riesgo para la vida del hijo o de la madre).

47. ¿Resulta doloroso el posparto?

Una vez expulsada la placenta, la madre expermienta una súbita sensación de alivio y no tiene ningún dolor hasta que se presentan los entuertos (dolor abdominal). Estas molestias pueden tardar en aparecer desde unos minutos hasta varias horas, y son más intensas en las mujeres que ya han tenido otros hijos que en las prinriparas. La función de los entuertos consiste en contraer el útero y limitar la hemorragia. Si la madre ha sufrido una episiotomía, le puede resultar desagradable sentarse.

48. ¿Cómo se inicia la lactancia?

Lo ideal es que la lactancia empiece en la misma sala de partos, cuando se produce el primer encuentro entre la madre y su hijo. Una vez en la habitación, la enfermera examina el pecho de la madre y la ayuda a encontrar la postura más cómoda para dar de mamar.

49. ¿Por qué sigue tan abultada la panza después de dar a luz?

Aunque se pierden entre 5 y 7 kilos en el parto, el vientre seguirá hinchado durante unos días hasta que el útero vuelva a su tamaño habitual. Luego del parto, el ginecólogo evalúa si el útero está a la altura del ombligo, lo que significa que se está contrayendo bien. Es raro que surjan problemas porque ahora trata de que la madre dé el pecho cuanto antes y con la lactancia se libera oxitocina, una hormona que favorece la involución de este órgano.

50. ¿Qué ocurre en la primera hora del recién nacido?

Apenas nace. el bebé hace su primera respiración. comienza a regular la circulación y- la temperatura de su cuerpo… En cuanto abandona el útero. el ginecólogo comprueba que el bebé respira bien, corta el cordón umbilical y el equipo de salud le aspira las secreciones de las vías respiratorias con una sonda muy fina para facilitar el paso del aire. Enseguida le secan la piel sin quitarle la capa de vérnix, que lo protege del frío, lo envuelven en una toalla tibia y lo examinan cuidadosamente. Un neonatólogo le realiza el llamado test de Apgar dos veces, una al minuto de y la otra a los cinco minutos. Mediante esta prueba, puede saber si el pequeño necesita reanimación.
En algún momento, durante la primera hora o la siguiente, le pondrán una inyección de vitamina K para protegerlo contra la enfermedad
hemorrágica del recién nacido.

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