Primer año cuanto tiene que engordar mi bebé (I)

 

Todas las mamás, sin excepción, se ponen de lo más contentas cuando el pediatra les asegura que su bebé está engordando a buen ritmo. Y lo contrario: si el chiquito no llega al promedio, los padres se preocupan un poquito. Por supuesto, este interés por los rollitos infantiles responde a razones serias: el aumento regular suele constituir un indicativo de salud. De igual modo, un adelgazamiento repentino o muy considerable puede significar que algo marcha mal. Sin embargo, tampoco es menos cierto que algunos padres se alarman a la primera de cambio y están al borde de un ataque de nervios ante la balanza.

ANTES DE NACER:

En la panza de mamá, la vida es maravillosa. Además de disfrutar del balanceo amniótico, el pequeño dispone de una fuente inmediata de alimentos de primerísima calidad. Pese a todo, el médico tiene que asegurarse de que el futuro bebé evoluciona correctamente y, por supuesto, el peso constituye, ya desde este momento temprano, una de las pautas fundamentales de su desarrollo. Para corroborarlo, el ginecólogo observará cada ecografía y relacionará la altura del futuro bebé con su diámetro abdominal. En las sucesivas consultas obstétricas continuará vigilando este progreso.

RECIEN NACIDO:

En cuanto un bebé nace, todos los parientes y amigos quieren saber cuánto ha pesado. El margen de normalidad es amplio y se emplaza entre los 2,5 kilos y los 4 kilos (por debajo y por encima de estas cifras, pueden necesitar cuidados especiales). El peso medio de los bebés nacidos a término se sitúa entre los 3 y los 3,5 kilos. Sin embargo, la expresión “peso promedio” se fundamenta en un cálculo general y no hay que asustarse su nuestro pequeño lo supera un poco o se queda algo corto (por lo general, las nenas suelen pesar unos gramos menos que los varones).

Tres o cuatro días después del nacimiento pesará menos. Les ocurre a todos los bebés porque expulsan la orina y el meconio acumulados durante la gestación. Esta pérdida puede representar hasta un 5 ó 10% del peso total, pero, salvo que el pediatra opine lo contrario, no hay por qué preocuparse (suelen recuperarlo enseguida)

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