Segunda parte. Continuamos hablando sobre la listeriosis, y aspectos que debes saber.
5. Se diagnostica mediante un análisis
Para asegurarse de si estás pasando o no la enfermedad, el médico te hará un análisis de sangre, donde se confirmará la infección. Es muy importante actuar con rapidez ante el primer síntoma, pues se puede tratar con antibióticos para controlarla y, de esta forma, evitar que pase al feto y que se contagie.
6. No es una enfermedad muy frecuente
Afortunadamente, se trata de un problema poco frecuente en España. Suele presentarse, sobre todo, en los meses más cálidos. Además, hay que tener en cuenta que, aunque te hayas contagiado, hay posibilidades de que la infección no llegue al feto. No se conoce con exactitud el tiempo de incubación del microorganismo que la causa, pero los síntomas pueden aparecer ya a las 12 horas de consumir el alimento que estaba contaminado.
7. Cuida la alimentación
Para evitar la listeriosis en el embarazo (y en todas las etapas de la vida), conviene seguir unas normas básicas: no tomar alimentos que hayan rebasado su fecha de caducidad; almacenar y consumir los alimentos según se indica en su etiquetado; procurar que el frigorífico esté a una temperatura adecuada, no superior a 5°C; y no consumir alimentos si tienes dudas sobre su estado o condiciones óptimas.
8. Cuidado con los alimentos precocinados
A la hora de nutrirte, deberás tener especial cuidado con determinados alimentos, si quieres prevenir la listeriosis. Así, tienen especial riesgo los platos preparados o listos para el consumo y también los lácteos que no estén pasteurizados. Para evitarla enfermedad, no tomes patés y embutidos caseros, carnes crudas o poco cocinadas (salchichas, hamburguesas…), platos precocinados de carne y/o vegetales, pescados ahumados, quesos de pasta blanda (brie, camembert), quesos azules y frutas y verduras no lavadas
9. Para prevenir la listeriosis, mucha higiene
Las condiciones higiénicas en la cocina son muy importantes para evitarla. Así que, debes lavarte bien las manos antes de cocinar, y limpiar frecuentemente los utensilios de cocina y la encimen, especialmente si has utilizado alimentos crudos. Además, separa los alimentos procesados «listos para tomar» de los que no están cocinados, y procura que el frigorífico esté siempre muy limpio.