Esta técnica permite evaluar el desarrollo del feto en el útero y diagnosticar muchas patologías. La ecografía es una prueba muy sencilla, que no tiene ningún efecto secundario para la madre ni el bebé (no conlleva el riesgo de la exposición a rayos X). La embarazada se acuesta sobre una camilla, se le aplica un gel sobre el abdomen y el médico mueve un transductor sobre la piel, que emite señales de ultrasonidos, que luego la tecnología traduce y compone en imágenes.
Qué nos revela:
- Confrima el embarazo y sus características (normal, ectópico, múltiple)
- Cómo crece el feto: con la medición de la circunferencia de la cabeza y la longitud del fémur se verifica que la talla es adecuada a la fecha prevista de parto.
- Marcadores de anomalías cromosómicas.
- Si sufre malformaciones en el corazón.
- Si su columna vertebral se desarrolla con normalidad (en busca de algún signo de espina bífida).
- Si hay alteraciones en el cerebro, como hidrocefalia.
- Si en los dedos de las manos y de los pies no hay anormalidad (pie zambo).
- Si existe labio leporino y paladar hedido (aunque estos problemas no siempre se ven).
- La posición de la placenta.
- La salud de órganos, como los riñones, el hígado, el intestino, la vejiga…..
- El sexo del bebé.