Continuamos hablando sobre las fases o etapas del parto:
Segunda fase: La Expulsión
«¡Ya veo su cabecita!». Es la frase que renueva las energías de la mujer, la que señala que el proceso está llegando a su fin.
La dilatación es ya de diez centímetros y la cabeza del bebé está al final de canal del parto. A veces la expulsión es dirigida, pero si esperas a que la cabeza se apoye bien percibirás una necesidad urgente e involuntaria de pujar, ¡como si tu pequeño estuviera haciéndolo desde dentro!
Durante la expulsión las contracciones se vuelven a espaciar: se producen en intervalos mayores (tres minutos al menos), pero también son más largas un minuto y medio) y más dolorosas; a estas alturas percibes el dolor de forma diferente. La expulsión puede durar entre 15 minutos y una hora y media, o más, según las condiciones de la madre, su pelvis, cómo venga el niño… Es lo etapa en la que, si es necesario, se practica la episiotomía, una incisión en el perineo para favorecer el paso del bebé.
Qué se sientes. Es como avistar tierra cuando llevas semanas
nadando en altamar. Tomas aire para el esfuerzo final… porque la expulsión requiere un último esfuerzo. Tras la primera alegría puede sobrevenir el miedo intenso. Son miedos profundos e irracionales que se mezclan como en sueños, pero en ese momento tú ya estás empujando con fuerza… y nace tu pequeño. Con su llegado, un sentimiento de liberación y fortaleza te embarga: «Puedo contra cualquier cosa, me siento más fuerte que nunca», afirman muchas mujeres después de dar o luz.