Paseas tranquilamente por la calle y te encuentras con otra madre a la que necesitas urgentemente contarle algo. Resumes al máximo y hablas rápido para que el momento sea lo más breve posible, pero aún así demasiado largo para tu hijo, que empieza a montar un pollo tremendo. ¿Quién no ha vivido una situación así? Por no hablar de esas situaciones en tiendas, en el autobús o en la sala de espera del médico, que provocan todo tipo de miradas.
Una de las mayores preocupaciones de las madres es que los hijos se porten bien, especialmente cuando estamos fuera de casa con otras personas y no tenemos la misma libertad para manejar situaciones delicadas, que cuando estamos a solas con ellos.
Pretender tenerlo todo controlado cuando hay niños por medio es absurdo; más bien las mamás deberíamos hacer cursos para mejorar nuestra capacidad de adaptación a situaciones imprevisibles, inesperadas y desconocidas.
Pero sí hay cosas que podemos hacer para prevenir una tarde de esas que nos dejan K.O.
•Cuanto más descansados estén nuestros hijos, mejor se portarán. Hay niños que hasta los tres años necesitan la siesta como el comer, otros sin embargo, aguantan mejor hasta la noche. Lo que está claro es que en el momento en que tu hijo empiece a sentirse cansado, también empezará a portarse peor. Por lo tanto, haz planes compatibles con su siesta, si es que tu niño es de los que la necesitan.
•Los niños tienen mucha energía y necesitan liberarla. En la medida en que esta necesidad esté cubierta y tenga espacio y tiempo para moverse, también estará más tranquilo.
•No te comprometas a nada que no puedas cumplir. Entenderá mejor si le dices “ya veremos”, que le prometas que haréis plastilina y a última hora le digas que no.
•Sintonía. Aunque sean pequeños se dan cuenta perfectamente de cuándo les estamos haciendo caso de verdad y cuándo les damos contestaciones para que nos dejen tranquilos. Aunque estés con otros adultos, intenta que no se sientan aislados.
Desde el minuto uno, tu hijo cambiará tu vida por completo. Entre otras cosas, tendrás que aprender a hacer planes y tener vida social teniendo en cuenta sus horarios, sus ritmos y sus necesidades. Tu entorno no siempre lo entenderá, pero es importante que tú sí lo hagas para que ambos disfrutéis. Hay muchos planes divertidos que podéis hacer en familia. ¡Descúbrelos!