Contacto físico: ¡Imprescindible para el bebé!

El contacto físico del bebé con su mamá es una necesidad física y emocional. Es un factor fundamental para su seguridad física y afectiva, además de los beneficios qué aporta en el área cognitiva, motriz y psicológica.

Uno de los vínculos más fuertes que se pueden crear en el mundo, el de una madre con el bebé, y a través del contacto afectivo, permite al niño establecer lazos emocionales que le serán de utilidad en el futuro.

Es un acto biológico que surge de nuestra propia necesidad innata y natural de perpetuar la especie.
Estudios realizados por expertos explican que dentro del útero el bebé está contenido en todo momento, y al nacer pierde ese sostén natural, que lo encuentra nuevamente en los brazos y caricias de su madre o padre.

Por eso, tener el bebé en brazos y acariciarlo es tan importante, es la comunicación que se establece a partir del encuentro cuerpo a cuerpo. El contacto físico es comunicación.

Efectos positivos del contacto físico con el bebé

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Según estudios realizados por el Instituto de Investigación del Tacto, que colaboran con universidades estadounidenses, explican los efectos positivos que tiene en el bebé:

  • Reducción de síndrome de muerte súbita
  • Aumento de peso en bebés prematuros
  • Estimulación del sistema inmunológico
  • Estados emocionales más equilibrados y reducción del estrés.

¿Cómo influye el contacto físico en el desarrollo el bebé?

Reflejos del bebé

Tiene un papel muy importante sobre todos los puntos explicados, pero además de regular la temperatura y el ritmo de su respiración. Algo muy importante a destacar es que facilita los reflejos como succión y posteriormente la instalación de la lactancia materna.

Desarrollo psicológico

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También es fundamental para el desarrollo psicológico del niño. En caso de que la mamá esté ausente, el contacto físico es muy importante que se establezca con otro cuidador.
El bebé necesita el contacto con el cuerpo materno o con otro cuidador.

Siente placer y satisfacción, lo que va a favorecer en desarrollar un sentimiento de confianza que más adelante le permitirá separarse de su madre, y ser capaz de tolerar esa separación al ir creciendo.

Autoestima

Las caricias y el contacto físico contribuyen a generar una autoestima el niño se siente importante al ser atendido, y al ser adulto va a establecer mejores relaciones interpersonales también establecer vínculos o apegos emocionales más estables, y le va a brindar seguridad, confianza y tranquilidad.

Potente antidepresivo

El niño se siente amado y recibe afecto, por lo tanto, será un adulto cariñoso y podrá expresar sentimientos positivos a sus padres y a las personas que lo rodean.

Mejora el estado de ánimo, y en un futuro puede beneficiar a prevenir el consumo de drogas y sustancias adictivas que muchas veces se convierten en un alimento emocional y psicológico.

Sistema inmunológico

Estudios realizados demuestran que los niños que son acariciados no están expuestos a enfermedades con tanta frecuencia y ganan peso.

Un claro ejemplo es el caso de los niños prematuros. Tras pasar 24 horas durante 15 días en brazos y con el calor de su mamá, se desarrollan y crecen, gracias al contacto de piel a piel entre él y su madre.

Genera oxitocina

Es una hormona que tiene como función actuar sobre el cerebro y los músculos. Secretada en grandes cantidades, beneficia la relajación del cuerpo, el bienestar, el confort emocional y los sentimientos calma y paz.

Mejora el sueño

Los niños que tienen contacto físico, son acariciados, abrazados, duermen mucho mejor, descansan mejor por las noches. Si el niño no puede dormir, al acariciarlo le proporcionas relajación, puedes terminar con sus dolores de cabeza y combatir la tensión nerviosa.

¿Qué pasa si el niño no tiene suficiente contacto físico?

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Según los expertos el ser humano necesita el contacto físico para desarrollarse con normalidad y sentirse bien. Necesita el cariño, el amor y aceptación de las personas que quiere.

Sin ese contacto no pueden sobrevivir ni desarrollarse, todas las personas lo necesitamos. En el caso de los niños o bebés, si se sienten que no son queridos por sus padres porque viven en un ambiente frío u hostil, pueden desencadenar trastornos psicológicos.

Algunos de ellos pueden ser:

  • Trastornos de ansiedad
  • Déficit de atención
  • Dificultades para expresar sentimientos
  • Desconfianza generalizada
  • Problemas para controlar sus impulsos y conducta agresiva.

El trastorno de Dexter, o la alexitimia, son problemas neurológicos en los cuáles a las personas se les dificulta hablar de las propias emociones.

Podría surgir ese tipo de trastornos de un contacto físico muy escaso o nulo en la niñez. Con una buena dosis de contacto físico, abrazos, caricias y amor a los niños, estos síntomas no serían un problema al convertirse en adultos.

Brindando a los hijos todo el cuidado, la protección y atención, serían niños sanos físicamente y emocionalmente. De esa manera, evitaríamos situaciones traumáticas con muchos problemas para relacionarse afectivamente y expresar sus sentimientos a los demás, en su vida adulta.
¡¡ Abracémonos más a nuestros hijos y a todos nuestros seres queridos!!

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