Para las madres infectadas con el VIH, la decisión de amamantar o no amamantar a sus hijos puede resultar un dilema doloroso, ya que debe sopesarse el riesgo de infección a través de la lactancia con relación a los peligros que entraña la alimentación artificial. La leche materna proporciona una alimentación completa y fortalece el sistema inmunológico de los lactantes.
La lactancia materna puede proteger a los bebés de contraer la enfermedad a través de sus madres infectadas. La proteína, llamada tenascina-C, presente en la lactancia materna puede proteger al bebé. Esta la proteína en la leche materna se une y neutraliza el virus del VIH, lo que podría proteger a los lactantes expuestos que de otro modo podrían infectarse. Esta proteína trabaja contra el VIH al bloquear la entrada del virus. La proteína es efectiva en la captura de partículas de virus y neutralizarlas, al unirse específicamente a la envoltura del VIH, unas propiedades que proporcionan una protección generalizada contra la infección.
Según UNICEF, en 2011 un total de 330.000 niños contrajeron el VIH de sus madres durante el embarazo o el parto o a través de la lactancia materna. Actualmente, los investigadores continúan trabajando para desarrollar alternativas seguras que se puedan utilizar para bloquear la transmisión del VIH a los lactantes. Os iremos contando todo sobre los nuevos avances de la maternidad y la enfermedad del Sida.