El único que te hará saber cuándo tiene hambre es el propio bebé. Durante las primeras semanas es mejor que le des el pecho siempre que te lo pida. Ten en cuenta que si le amamantas cada hora y media o cada dos horas, estimularás la producción de más leche.
Durante las tomas, el bebé tendrá que tomar de un pecho hasta que lo suelte espontáneamente, después, se le dejará eructar y se le ofrecerá el otro pecho. Si no quiere más, es que ha conseguido la suficiente cantidad de leche con el primer pecho.
La concentración de grasa es mucho mayor al final de cada toma y hay que tener presente que, si se le cambia de pecho antes de que lo haya vaciado convenientemente, puede que no haya ingerido las calorias necesarias aún teniendo la sensación de estar lleno. Otra consideración muy importante es que siempre has de iniciar cada toma por un pecho distinto, sólo así estimularás la producción de leche y evitarás la congestión; ya que, el bebé succiona más rápidamente y mejor del primer pecho que se le ofrece.
Al final del primer mes, el propio niño será quien espaciará más las tomas, sobre todo por la noche. Para favorecer este nuevo ciclo, lo más conveniente es que trates de mantenerlo despierto a primera hora de la noche, dejándole mamar el mayor tiempo posible antes de acostarse. Así mismo, cuando se despierte para la toma nocturna, no enciendas la luz, cambialé el pañal rápidamente antes de amamantarle y dale de mamar con la luz apagada. Esta situación le ayudará a recuperar fácilmente el sueño para el resto de la noche.