¡Nada más y nada menos! que la placenta hace posible la vida y el desarrollo de tu hijo. Te explicamos en cinco pasos las características de este órgano milagroso.
1 . ¿Qué aspecto tiene?
Redondeada, plana, semejante a una torta, blanda y esponjosa, se adhiere a la pared interna del útero. En el momento del alumbramiento mide alrededor de 18 cm de longitud, tiene un espesor de dos a tres centímetros y pesa medio kilo.
2. ¿Cómo se forma?
A partir de las mismas células que el embrión, aproximadamente a las dos semanas de la concepción, aunque adquiere su forma casi definitiva alrededor del cuarto mes de embarazo.
3. ¿Para qué sirve?
Para recoger, a través de unas vellosidades, el oxígeno y los nutrientes de tu sangre. En sentido contrario, elimina el dióxido de carbono y los materiales de desecho que genera y que tú eliminas a través de tus riñones.
4. ¿Cumple otras funciones?
La placenta también protege al feto de muchas sustancias y microorganismos que puedan hacerle daño. Lamentablemente, no es un filtro infalible, por lo que ciertos virus (rubéola, varicela) y sustancias (nicotina, alcohol, drogas) sí pueden penetrar en ella y llegar a dañar el feto.
5. ¿Cuándo se elimina?
Una vez has dado a luz, la placenta ya ha cumplido su tarea y es expulsada a los pocos minutos del nacimiento del bebé. El médico la examina y en algunos casos la envía al laboratorio, especialmente para identificar posibles problemas si el recién nacido presenta complicaciones. Tú, si quieres, puedes conservarla.