Hay niños que duermen mucho y muy bien, sin embargo, otros tienen mucha dificultad. Para un niño dormir no sólo es, como para los adultos, una forma de recuperar fuerzas y descansar de las fatigas del día, sino que es un fase del ritmo biológico que le permite crecer de una forma equilibrada. Mientras el niño duerme, se produce la hormona del crecimiento y se refuerza su sistema inmunitario. El recién nacido no tiene unas pautas de sueño establecidas, por lo que su ciclo de sueño se distribuye de forma desorganizada, sin diferenciar día de noche. Aunque los recién nacidos tienden a dormir 18 horas al día, lo hacen en pequeños periodos de tiempo a lo largo de todo el día.
Los bebés que se duermen por sí solos son más propensos a dormirse más rápidamente y aprenden cómo calmarse ellos mismos para dormir. Muchos bebés se estimulan muy fácilmente. Una mirada tuya puede espabilar a cualquier niño. Durante los primeros meses de la vida de tu bebé, él duerme cuando está cansado; es así de sencillo. Puedes hacer muy poco para obligar a un recién nacido a dormir cuando no necesita dormir.
La hora del baño suele ser un momento agradable, tanto para ti como para tu bebé. Ésto le hace relajarse y le prepara para dormir. El segundo paso de la rutina para dormir a tu bebé es el masaje. Con esto se relajará aún más. Evita los juegos activos para que el bebé se vaya relajando a dormir. La habitación debe estar en silencio y con luz tenue.