La frecuencia es de entre seis y ocho al año, aunque para algunos pediatras incluso 12 episodios entran dentro de la normalidad. No obstante, durante los primeros meses tu bebé dispone aún de las defensas que le transferiste durante el embarazo, por lo que a esta edad los resfriados son menos comunes. Su repetición también dependerá de si tienes un hijo algo mayor que traiga virus a casa. Debes tener presente que la principal vía de contagio son las manos. Cualquier persona resfríada, o que haya limpiado las mucosidades a un niño actarrado, debe lavárselas antes de tocar a tu bebé.
Cómo atenuar los síntomas:
- LÍQUIDOS: Es importante mantener una buena hidratación mediante la administración de agua y, en niños más mayores, con zumos de fruta natural para ayudar a que las secreciones respiratorias sean más fluídas y disminuya la tos.
- SUERO: Los lavados nasales con suero fisiólogico o agua marina (disponibles en cualquier farmacia) mitigan la congestión, Cólocale de lado y ve con mucho cuidado: si el suero se proyecta con demasiada fuerza puede lesionarle el oído y provocarle dolor o incluso una otitis.
- BAÑO: Un baño de vapor puede ayudarle a respirar con más facilidad.
- HUMIDIFICADOR: La humidificación ambiental mediante un vaporizador o humidificador de agua fría es igualmente útil para evitar que sus mucosas se resequen cuando las fosas nasales están obstruidsas y no es posible mantenerlas despejadas con el suero fisiológico.
- ANTITÉRMICOS: Los antitérmicos son también analgésicos y pueden utilizarse para aliviar el malestar que ocasionan los resfriados aun en ausencia de fiebre. En los bebé, el más ampliamente recetado es el paracetamol en gotas.
- CREMAS: Aplícale algunas cremas hidratante debajo de la nariz para aliviar la irritación provocada por la mucosidad.
- ALMOHADA: El bebé suele dormir mejor si se le acuesta con la cabeza algo elevada, incluso semi-incorporado.