Un día, en un parque, escuchaba la conversación que mantenían unos padres mientras observaban cómo sus hijos subían y bajaban por diferentes columpios.
Los padres estaban a unos 30 metros de la zona infantil, mientras los niños, de unos dos años, intentaban, como podían, subirse a cada uno de los lados de un balancín.
Mientras los adultos tomaban un refresco uno le decía al otro que ahora los niños estaban más seguros, que no pasaba nada si se caían, pues les protegía el pañal y el suelo de caucho que protegía el suelo.
Es evidente, que las mejoras en muchos parques nuevos, hacen que se cuide más la seguridad de los más pequeños, pero eso no basta para garantizar su protección.
Es cierto que el suelo del parque ha de ser de un material blando, normalmente caucho, que sirve como amortiguación en caso de caídas, pero eso tampoco evita otras lesiones en caso de caídas más aparatosas.
En cuanto a los columpios, tienen que estar fabricados con materiales no tóxicos, no conductores de la electricidad y que eviten desprender astillas o restos peligrosos.
Pero al margen de las medidas de protección de las instalaciones, los niños deben estar acompañados de un adulto que supervise sus movimientos.
Un parque al aire libre es un atractivo elemento de juego para los más pequeños. Pueden interactuar con otros niños, desarrollan su capacidad motriz y experimentan nuevas sensaciones, pero no hay que olvidar que cualquier agente externo, puede convertirse en un obstáculo para ellos, un obstáculo que puede llegar a ser muy dañino.
Aunque nos interese la diversión y el entretenimiento de nuestros pequeños, tiene que prevalecer, ante todo, la seguridad.
Además, los parques también son un lugar perfecto para que el niño aprenda a cuidar los bienes comunes, a compartir y a familiarizarse con el contacto de la naturaleza.
También hay que estar muy pendientes de los niños, sobre todo de los más pequeños. Son seres indefensos y, desgraciadamente, hay quien quiere aprovechar esta circunstancia en beneficio propio, por eso, se recomienda no perderlos nunca de vista.
El que sea un lugar seguro, cerrado, lejos del tráfico y con las medidas de seguridad obligatorias, tenemos que vigilar, cuidar, intentar prevenir y proteger a nuestros hijos mientras se divierten en una jornada de parque.