Desde el nacimiento, el recién nacido necesita comunicarse con el mundo que le rodea. Es un error pensar que, como es tan frágil y pequeño, y no sabe hablar, no nos escucha ni nos entiende. Sin embargo, hay otros lenguajes que entiende, incluso mejor que los adultos. ¡Descubre cómo el recién nacido nos entiende!
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Tu bebé necesitará sentir que le arropas con tu voz y lenguaje, adaptándolo a su nivel y etapa evolutiva. Partiendo de esta premisa, hemos que considerar que el lenguaje es vital e imprescindible en su desarrollo sensorio-cognitivo. Y, cuanto antes comience a utilizarlo, mucho mejor.
Para ello, es primordial hablarle cerca de su cara, mirándole a los ojos, con voz pausada y de forma correcta, de igual forma a como si nos entendiera. Así, sus balbuceos o sonidos «deformes» los entenderemos como frases adaptadas a un lenguaje materno-infantil. Y de esta manera, sus inseguridades se irán transformando en habilidades y destrezas bien desarrolladas.
Todavía le queda algún tiempo para pronunciar correctamente su primera palabra, pero le podemos estimular con algunos consejos comunicativos. Como por ejemplo:
- Responder con alegría a sus risas y balbuceos: incluso, interpretando sus gestos o ruidos. Por ejemplo, si dice: «pa-pa-pa», convertirlo en papá, para que, paulatinamente, lo pronuncie de manera intencionada y buscando una respuesta en el receptor.
- Conversar con él aprovechando cualquier ocasión: en los paseos diarios en sillita, durante la compra, mientras se le cambia el pañal o se le baña e, incluso, haciendo las tareas domésticas. Por ejemplo, resulta muy práctico colocarle en una hamaca cerca de nosotros para dirigirnos a él en cada momento.
- Dirigirse al pequeño cambiando la entonación y el tono de voz: en estos casos, también nos conviene exagerar la pronunciación con movimientos muy amplios de la boca, para que se fije en ella y en la forma que tenemos de articular las palabras.
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Con estas tres prácticas verás claramente su reacción y no te cabrá duda de que el recién nacido nos entiende. Recuerda también usar muchísimo el lenguaje no verbal, especialmente durante los primeros meses de vida. Abrazar, acariciar, besar, sonreír… son algunos de los comportamientos que captará a la primera, incluso en los primeros días de vida y te unirán mucho más a tu pequeño.