Llevarlo en una mochila es una práctica tan ancestral como saludable. La mochila permite continuar el contacto piel con piel iniciado en la vida intrauterina y prestarle atención a todas horas. Él se siente protegido mientras explora el mundo que le rodea y tú puedes seguir desarrollando tus actividades cotidianas. Puedes usarla casi desde el primer día, sólo asegúrate de que cumple ciertos requisitos.
La elección perfecta de la mochila:
- La mochila debe ser tan segura y cómoda para el bebé como para ti.
- Tiene que ser fácil de poner y quitar sin necesidad de que nadie te ayudé ni de despertar al bebé.
- El apoyo para la nuca debe ser ajustable.
- Su cabeza debe quedar a la alura de tu barbilla.
- Las aberturas para brazos y piernas deben estar diseñadas de modo que el bebé no pueda escurrirse o hundirse en su interior.
- Los tirantes deben ser anchos y bien acolchados para distribuir regularmente el peso.
- Tiene que estar diseñada para poder llevarlo tanto de cara como de espaldas.
- Es vital que el apoyo de su columna, cabeza, brazos y piernas tengan una posición fisiológicamente correcta.
- Hasta los tre meses sus piernas deben quedar abiertas y algo encogidas.
Preguntas frecuentes sobre el uso de las mochilas
- Cuántas horas puede estar en la mochila?
No existen recomendaciones exactas, pero su diseño ergonómico actual permite una sedestación correcta, con una adecuada posición de las caderas y la columna vertebral, y, por lo tanto, un crecimiento adecuado. Así, mientras el bebé esté calmado y cómodo, se puede llevar todo el tiempo que se desee, aplicando naturalmente el sentido común.
- No corre peligro de asfixiarse
Si se coloca al bebé de manera correcta no existe riesgo alguno de asfixia. Si lo hubiera, no se comercializarían. Al contrario, el uso de la mochila disminuye la incidencia de vómitos y cólicos, además del tiempo de llanto y el nerviosismo.