Mientras le acaricias la espalda, tu bebé se estremece al ser presa de un ataque de hipo. Pero no creas que es la primera vez que le sucede. Cuando todavía no había nacido, también tenía hipo al tragar y expulsar líquido amniótico, practicando la deglución.
UN ACTO INVOLUNTARIO:
El diafragma separa la cavidad torácica del abdomen y, por una serie de motivos, se contrae bruscamente obligando a inspirar aire rápidamente. Durante estos movimientos espasmódicos, las cuerdas vocales se cierran provocando el típico “hic”.
POR QUÉ APARECE:
Varias situaciones pueden desencadenar el hipo. En bebés tan pequeños se suele dar por dos razones, ambas relacionadas:
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HA COMIDO EN MALA POSICIÓN: Suele ocurrir más con los bebés que toman leche adaptada. Si el biberón no está suficientemente inclinado, la tetina se llena de AITE y él lo tomado mezclado con la leche. Si mama, sólo le ocurrirá si está prendido al pecho.
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HA MAMADO DEMASIADO RÁPIDO: Con ansia mamará ( o tomará biberón) con cambios de ritmo, se apartará porque no logra extraer la leche que desea, volverá a intentarlo y estará cada vez más nervioso. Cuando crezca existen otras posibilidades: indigestión, cansancio, comer o beber rápidamente o reír con el estómago vacío.
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POR QUÉ OCURRE TAN A MENUDO: Se debe a la inmadurez del sistema nervioso del recién nacido hace que el hipo sea más frecuente y dure un poco más de lo que dura en el adulto, respondiendo peor a las maniobras de relajación. De todas maneras, la causa principal de las crisis de hipo, es la distensión brusca del estómago al comer, también es mucho más frecuente en los bebés.