Según afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS), la leche materna es el mejor alimento para nutrir a los recién nacidos.
Es muy importante destacar que su composición no ha sido igualada por ninguna leche artificial.
La leche humana es un alimento cambiante. Durante los primeros días se produce en poca cantidad, siendo muy rica en proteínas: es el denominado calostro. En los días sucesivos, se produce una leche de transición hasta que, pasadas varias semanas, aparece la leche madura.
Es preciso comentar que, las proteínas de la leche de la madre, son más fáciles de digerir que las de la leche de vaca, utilizadas en la mayor parte de las leches artificiales. Además, de entre sus beneficios destacan el hecho de que dan menos problemas de alergia o intolerancia ya que, también son más digestivas.
Las grasas son específicas para la constitución del cerebro en desarrollo. Así mismo, los azúcares ayudan a regular el ritmo de las deposiciones del lactante, colaborando de manera óptima junto con otros componentes, en la defensa de infecciones.
Podemos decir también que, el bebé, es más inmune frente a las diarreas y los catarros, disminuyendo el riesgo de períodos alérgicos, gracias a la lactancia materna.
Nota: mientras dure la etapa de lactancia, ésta sigue aportando factores inmunológicos aunque hayan transcurrido varios meses desde el alumbramiento.