Aunque los percibamos como enfermedades leves, un resfriado o una gripe son enfermedades que pueden complicarse severamente si nuestro bebé se ve contagiado por uno de estos virus. Por ello es importante tomar precauciones para que nuestros pequeños eviten infectarse.
Algunos consejos para evitar los contagios son evidentes. Tal es el caso de evitar el contacto con alguien ya infectado. Si es inevitable, y el enfermo comparte casa y cuidados del bebé, no estará de más que use mascarilla cuando esté cerca del pequeño, se lave las manos antes de tocarle, y procure evitar toser y estornudar cerca suyo.
Al igual que nos ocurre a los adultos, los cambio bruscos de temperatura y la exposición a aglomeraciones de desconocidos son factores de riesgo a la hora de contagiarse.
Por mucho cuidado que pongamos, a veces evitar el contagio es inevitable.
Nos daremos cuenta porque el niño estará más irritable, rechazará alguna toma de leche, o incluso tendrá tos y mucosidad de forma obvia. La fiebre es otro indicador. Si cuando le baja juega y come, probablemente sea un resfriado. En caso contrario, es mejor llevarlo al médico, para que descarte un cuadro más grave.
Para aliviar los síntomas, debemos contar con varios elementos a mano en casa. Por ejemplo, con suero fisiológico podemos limpiar su nariz para desbloquearla y que respire mejor.
Si la obstrucción es fuerte, podemos usar un aspirador nasal inmediatamente después.Que duerman con la cabeza ligeramente más alta, colocando algo bajo la cabecera del colchón de su cuna, también les ayudará a respirar mejor mientras duermen.
En ningún caso hay que optar por medicarles sin el consejo de un médico. Sólo debemos procurar mantenerle hidratado, con algo más de agua o leche/fórmula de lo normal. La vaselina ayudará a hidratar su nariz cuando hay moqueo, y que no se le irrite.
Todos estos metidos es mejor realizarlos justo antes de las comidas, para que los bebés coman mejor.
Pon mucha paciencia y mucho cariño, y en unos días tu pequeño estará como nuevo.
– POST PATROCINADO –