Muchos bebés nacen con una o las dos orejas dobladas sobre sí mismas. No hay que hacer nada para corregirlas, ni ponerle gorritos, ni sujetarlas con cinta adhesiva, ni ninguna otra cosa, porque se enderezarán solas. Si el bebé ha sido prematuro, sus orejas se mantendrán erguidas en cuanto se hayan formado o endurecido los cartílagos.
Los bebés nacidos a su tiempo pueden tener una oreja doblada por haber estado un poco apretados en el útero y, en ese caso, sólo hay que tomar la precaución de acostarlos sobre la oreja normal o, simplemente, vigilar que no mantienen doblada la orejita mientras duermen.