(Segunda parte) Te seguimos contando los mitos más comunes sobre el parto.
4. ¿Cómo es un exámen interno?
Vale, reconocemos que no es precisamente la experiencia más divertida del mundo, pero puesto que es la única forma de saber lo rápido que evoluciona el parto, deberás armarte de valor y soportarlo. «No es muy diferente a una citología», «excepto en que en lugar de insertar un aparato, la comadrona introducirá dos dedos y los separará ligeramente para determinar lo dilatado que está el cuello uterino». La mayoría de comadronas lo hacen con muchísimo cuidado, aunque también tienen la irritante manía de pedirte insistentemente que te relajes. ¡Como si pudieras hacerlo!
5.¿Y si me da por insultar y gritar?
Bueno, la verdad es que no serías la primera. Hay una fase del parto llamada transición (cuando el cuello del útero está totalmente dilatado pero no es todavía el momento de empujar), que puede provocar que incluso la más modosita de las mujeres pierda los papeles con la gente que la rodea. «Si nos grita a nosotros», dice Helen, «solemos ignorarlo porque somos conscientes de que es una simple cuestión de miedo, dolor o cansancio. Pero si el abuso verbal va dirigido a su pareja, éste no suele tomárselo demasiado bien. ¡En ese momento solemos abandonar la sala de partos durante unos minutos!»
6. ¿Puedes oír a otras mujeres de parto desde la sala donde estás tú?
Es posible que oigas gritos y gemidos, ya que el parto es una tarea ruidosa y laboriosa y las paredes del hospital no suelen estar insonorizadas. Pero no dejes que esto te haga sentir incómoda, ya que probablemente las mujeres que gritan no lo estén pasando tan mal como puedas imaginarte.