La primera infancia equivale a los dos primeros años de vida del niño.
Se caracteriza por un crecimiento rápido: en altura, aumentan casi los 18 cm. el primer año; y, unos 10 cm., el segundo.
El peso corporal también aumenta: 7 kg. el primer año y 2,5 kg., el segundo.
Es en este período cuando se le van introduciendo todos los alimentos. Por tanto, se debe vigilar mucho el aporte calórico ya que las necesidades se van a ver potenciadas, incrementándose el riesgo de padecer malnutrición.
Sin embargo, entre la etapa infantil y la pubertad, el crecimiento no es tan notable: la talla aumenta de 5 a 7 cm. al año, mientras que el peso lo hace entre los 2 ó 3 kg. anuales.
Es en esta etapa donde existe el riesgo de sufrir alteraciones en el crecimiento, debido a la influencia de factores externos. Siempre y cuando no exista otra patología de base, los niños serán capaces de aprender ciertas conductas nutricionales muy importantes:
a. Les podemos enseñar a comer bien, adquiriendo ciertos hábitos alimentarios.
b. Debido a que es en esta etapa donde los niños pueden empezar a padecer obesidad, deberemos establecer un equilibrio entre la ingesta de alimentos y el gasto energético diario. Recordemos que las necesidades energéticas se ven disminuídas.
c. Pautaremos una dieta rica en fibra e hidratos de carbono y, baja en proteínas y grasas; evitando los graves problemas de obesidad.
Así pues, podemos indicar un ejemplo de menú:
– Desayuno: 1 taza de leche semidesnatada; 2 tostadas de pan con mantequilla y mermelada; 1 vaso de zumo de naranja.
– Media mañana: 1 vaso de leche con galletas; o, en su defecto, un bocadillo de jamón york.
– Comida: arroz a la cubana; 1 hamburguesa de ternera con ensalada de lechuga y tomate; 1 plátano.
– Merienda: 1 yoghourt; o, en su defecto, pan con chocolate.
– Cena: judías verdes con patatas; pescadilla frita; 1 melocotón.