Signos de molestia frente a los masajes
Al empezar el masaje, el bebé tiene que estar receptivo y nosotros, atentos a las señales que él nos va a manifestar. Observarlo y estar pendientes de la comunicación no verbal es imprescindible para que la experiencia sea gratificante: si dejamos de captar su atención, notamos cambios en el color de su piel, o si el bebé empieza a chupar